La música clásica como protagonista. Elisveiga

Actuar como fotógrafa en un recital de música clásica siempre implica una mezcla de desafío y privilegio, pero hacerlo en una velada navideña con artistas del calibre de Montserrat Martí Caballé y Luis Santana fue, sin duda, una experiencia inolvidable.

Desde el primer instante en que entré en la sala, el ambiente se sentía especial. La escenografía era sobria pero elegante, iluminada con luces tenues que evocaban la calidez y la espiritualidad de la Navidad. El piano de cola, dispuesto con delicadeza al centro del escenario, esperaba en silencio el inicio de un viaje musical que prometía emoción y excelencia.


La música clásica como protagonista. Elisveiga

Como fotógrafa, mi tarea no era solo documentar, sino respetar la música y su atmósfera. Cada paso, cada clic del obturador debía ser discreto, casi invisible, para no interrumpir la magia del momento. Mi atención se dividía entre la técnica y la sensibilidad: medir la luz, elegir el encuadre, anticipar los gestos… pero también dejarme llevar por la música.

Montserrat Martí Caballé, con esa herencia lírica tan profundamente arraigada, ofrecía cada nota como un regalo. Su voz, clara y emotiva, llenaba el espacio con una naturalidad conmovedora. Luis Santana, con su calidez vocal y una presencia escénica impecable, le dio al concierto un equilibrio perfecto. Ambos, guiados por un piano cómplice, tejieron un repertorio navideño lleno de matices y alma.

La música clásica como protagonista. Elisveiga
La música clásica como protagonista. Elisveiga
La música clásica como protagonista. Elisveiga

Fotografiarlos fue un acto de conexión. Hubo momentos en los que el rostro de Montserrat se iluminaba con una expresión casi celestial al alcanzar una nota alta; otras veces, los ojos de Luis se cerraban brevemente, como si la emoción de la pieza le naciera desde lo más profundo. Esos instantes eran oro para el lente: capturar no solo una imagen, sino un sentimiento.

A lo largo del recital, sentí que no solo documentaba un evento, sino que me convertía en parte de él. Cada fotografía tomada era un intento de traducir lo intangible —la música, la emoción, el recogimiento del público— en algo visible y duradero.


La música clásica como protagonista. Elisveiga

Al final, mientras los aplausos envolvían la sala y los artistas saludaban entre sonrisas, supe que había presenciado y registrado algo único. Una noche en la que la Navidad, la música y la imagen se unieron para crear un recuerdo inolvidable.

La música clásica como protagonista. Elisveiga

La música clásica como protagonista. Elisveiga
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